miércoles, 9 de abril de 2014

El condón


¡Mierda! ¡Afloja los músculos faciales! ¡Y ahora sonríe! ¡Como la cagues no repites! Meses sin mojar y la acabas de joder -me iba diciendo mientras dibujaba una sonrisa esperpéntica.
Tranquilidad. Aparenta tranquilidad. Sonríeee. Bajé los ojos y sí: se me había quedado el condón dentro. Ya me parecía a mí que la noche iba demasiado bien. Eso no suele ocurrirme. Seis meses sin echar un puto polvo y la estaba jodiendo.
Sus ganas de follar no aguantarían mucho mi sonrisa. Necesitaba ganar tiempo. Necesitaba pensar. E hice un movimiento atrevido para estar a medio polvo. Me puse a chuparle el dedo gordo del pie. Con dos cojones. No tardó en protestar por el cambio. Con una mano yo le sujetaba la pierna y la cabrona me agarraba de la otra tirando hacía ella. Mientras decía : ven, ¡ven aquí! Yo no quería ir. Así que no me quedó más remedio que improvisar. Con un movimiento rápido dejé el dedo y deslicé mi lengua entre el dedo gordo del pie y el segundo. De forma violenta. Eh,eh,eh,eh. No podía pensar. Ella me tiraba del brazo con más fuerza. Tuve que entrelazar mis piernas a sus pantorillas mientras continuaba sujetando su pie con mi mano y aguantaba los tirones cada vez más fuertes reclamándome a su lado. Estaba siendo un digno combate.
Decidí soltarme. Sonrío por la victoria. Me atrajo hacia su lado. Me dejé llevar. Unos besos. Unos besos. Unos besos. Y me olvidé. Puse la palma de mi mano en su pubis. Anular e indice apretando los labios por fuera. Dedo medio entre ambos. Y trabajar. Bim, bam, bim, bam . Tacto. Partida de ajedrez . Ella mueve ficha. Busca con su mano mi polla. Pánico.
No quiero que descubra que estoy sin protección.
Sólo se me ocurre darle un puñetazo en toda la boca. Mierda. Ahora siíque esta todo perdido. Fóllame. Cómo me has puesto -me dice. Pero de dónde coño ha salido esta loca. Me coge la cara entre las manos y me besa. Un beso húmedo. Muy húmedo, lleno de sangre. Hija de puta estás enferma. Quiero irme. Pero, por otro lado, qué bien besa. Estoy que no estoy. ¡¡¡Buuu!!! Me estoy poniendo todo loco. Movimiento por su parte, ágil e inesperado. Me pasa las piernas por encima de los hombros. El típico movimiento de la rana. Y clavándome los tacones me amorra al pilón. Hija de puta, está descontrolada. Dios qué bien me lo estoy pasando.
Y en esas me encuentro. Preparado para la especialidad de la casa. A chupar. Me clava espuelas. No está dispuesta a que me tome un pequeño respiro.
Me relajo. Sé lo que tengo que hacer. Y su respiración me indica que funciona. Los tacones aflojan. Y mi lengua encuentra un segundo clítoris. ¿Segundo clítoris? Otra vez espuelas. Vuelvo a la acción mientras pienso. Sonrío. Ya he encontrado el condón. Me acerco como si quisiera decirle un secreto a su utero mientras dejo que mi nariz le apriete el clítoris. Dime purista. Y, aún no se cómo, a partir de ese momento todo pasó muy rápido, salgo con el condón en la boca. Me levanto a la vez que le doy la espalda. Sonrío. Ella creo que se queja. Y en ese momento entra un señor por la puerta. Yo desnudo, empalmado y con un condón usado en la comisura de los labios.
-¡¡¡Por el amor de Dios, hija!!!- dice el señor que acaba de entrar en la casa.
Aprovecho el desconcierto para marcharme. Con toda la dignidad que encontré que, por cierto, fue mucha.
Me saqué el condón de la boca. Se lo entregué al padre de la chica sin dejar de caminar . Aproveche que la puerta estaba abierta para salir. Al cerrar la puerta me encontré en la calle en pelotas. Con una erección descomunal. Pero una sonrisa aún mayor. Sabía que me volveria a llamar.